El juego es una actividad muy importante en los animales jóvenes. Durante el juego podemos observar las distintas expresiones de los perros que cambian de motivación desde la agresividad al miedo y desde la dominancia a la sumisión. Pese a ello ninguno de los participantes llega a mostrarse demasiado serio, evitando así hacerse daño entre ellos o que finalice el juego.
A través del juego los cachorros aprenden a conocerse a sí mismos: aprenden el lenguaje de los perros al asociar sus propias expresiones y la de sus compañeros con el comportamiento que ocurre a continuación. Experimentan conflictos que tendrían consecuencias graves si fuesen situaciones reales. Saltan y se suben a todo tipo de lugares y tratan de resolver problemas imposibles. Con todo esto obtienen información vital sobre sí mismos y sobre su entorno.
No sólo es importante para los perros jóvenes, también lo es para los adultos. A través de éste intentan nuevas estrategias que serían arriesgadas realizar en situaciones reales y además les permiten comportamientos infantiles. Mediante el juego los perros adultos pueden tener contacto físico con otros individuos de la misma especie, que en circunstancias normales no les estaría permitido y podrían provocar serios enfrentamientos.
Podemos decir que el juego es motivante por sí mismo, ya que el conocimiento obtenido a través de él es de vital importancia.
Los propietarios deberían permitir a sus cachorros jugar con otros perros jóvenes, adultos, con niños y personas adultas para que tengan la posibilidad de aprender aspectos importantes de la vida que más trade les permitirán relacionarse con otros perros, personas y con su entorno sin problemas.